El nombre kiri viene de la palabra japonesa cortar ya que antiguamente se creía que el árbol crecía mejor y más rápido si se podaba a menudo. Este árbol puede llegar a medir más de 9 metros y en abril o mayo da una flor de dulce fragancia. Sus hojas sirven para hacer té rico en proteínas y nitrógeno y las flores dan un agradable sabor a cualquier ensalada. Las abejas también adoran sus flores y con ellas fabrican una miel dulce y ligera que parece ser es la mejor del mundo, pero no son estas las razones que lo hace un árbol muy especial. El kiri absorbe diez veces más dióxido de carbono que cualquier otro árbol en el mundo, además emite grandes cantidades de oxígeno. Teniendo en cuenta estos datos Chris Sanders y Brittany Turner responsables del proyecto pionero The Kiri Revolution (La Revolución Kiri) desarrollan en Texas un proyecto con el objetivo final de plantar un millón de estos árboles en Estados Unidos para purificar el suelo y conseguir que recupere sus propiedades.
La salud de los habitantes de Texas está constantemente amenazada por los efectos adversos de la extrema contaminación del suelo, aire y agua de este estado. Afortunadamente, una de las características del kiri es que prospera en suelos y aguas contaminados y purifica la tierra según crece. Otra de sus características es que es el árbol de crecimiento más rápido de la Tierra. Una semilla tendrá en ocho años el mismo tamaño que un roble de 40 años. En un año el kiri puede llegar a medir más de cuatro metros y medio.