El Miso, es un producto fermentado de la Soya muy apreciado en todo el mundo por su delicioso sabor, sus propiedades medicinales, su gran versatilidad y por ser bajo en grasa y calorías. Se originó en China al rededor del año 800 A.C. y fué llevado al Japón más o menos en el año 500 D.C.
Es considerado un “super alimento” y es utilizado en todo tipo de platos: desde aperitivos y sopas hasta postres. Es una fuente de aminoácidos esenciales, antioxidantes, vitamina B, proteínas completas y minerales como el hierro, calcio, fósforo y potasio y facilita la absorción de otros, como el magnesio.
Durante siglos, el Miso ha sido utilizado en la medicina popular Japonesa para combatir el cáncer, las infecciones intestinales, el envenenamiento por la radiación, el tabaco y los metales y mejorar la digestión. Estudios científicos recientes demuestran que consumido diariamente, puede reducir el riesgo de enfermedades degenerativas como la osteoporosis y se ha reportado también la disminución de enfermedades coronarias, cerebrovasculares, cirrosis, hipertensión y úlceras pépticas en muchos pacientes.
Para quienes sufren de intolerancia a la lactosa, el Miso es una excelente opción para sustituir la leche y otros lácteos en múltiples preparaciones por su color, textura y sabor.
Tomado del libro Japanese Foods that Heal de John & Jan Belleme
Photo credit: Asian Food Grocer
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